sábado, 21 de enero de 2012

Mi lista para los Tres Reyes Magos


Rvdo. J. Manny Santiago
Pastor, University Baptist Church – Seattle

    Crecer en Puerto Rico me enseñó que Navidad es la temporada de celebración más larga del año. Las celebraciones comienzan justo luego de cortar el pavo del Día de Acción de Gracias y duran hasta después de la Epifanía con los ocho días de fiesta de las octavitas. Durante esta larga temporada de Navidad, todos los hogares están preparados puesto que nunca se sabe cuándo una parranda le llegue a la puerta. Para mi familia, la celebración más importante siempre ha sido el Día de los Reyes Magos o Fiesta de la Epifanía.
            
     En el poblado Castañer en las montañas puertorriqueñas el Día de los Reyes Magos siempre ha tenido un significado especial. Recuerdo que mi familia se reunía en casa de mi abuelo y abuela a esperar que los Reyes pasaran en sus caballos, regalando dulces a los niños y las niñas que le habíamos esperado con tantas ansias. Mientras la procesión continuaba, más y más personas se unían y terminábamos en la plaza con un fiestón. Allí nos esperaba la música, la comida, más dulces y hasta algunos juguetes.
            
     La Fiesta de Epifanía es una celebración religiosa cristiana que conmemora la visita de los Magos o Sabios de Oriente – dependiendo de la traducción bíblica que se utilice – a la Sagrada Familia. La breve historia de esta visita se encuentra en el evangelio de Matero 2.1-12. En términos teológicos, la Epifanía es la celebración de la manifestación de Dios al mundo. La Biblia no dice cuántos magos llegaron a la casa de María, José y el niño Jesús, pero la tradición nos ha dicho que fueron tres. Esto lo basan en los tres regalos que los Magos trajeron: oro, mirra e incienso. La tradición hasta le ha dado nombre a los magos: Melchor, Gaspar y Baltasar. Yo aprendí esos nombres desde pequeño además de aprender que ellos me traerían regalos si me comportaba, si obedecía a mi padre y madre y si obtenía buenas calificaciones.
            
     Es tradicional para la niñez – y hasta para adultos – el escribir una carta a las Reyes con sus deseos de regalos. La noche antes del Día de los Reyes, toda la familia recoge yerba para los hambrientos camellos de los Reyes y ésta se coloca en cajas debajo de las camas. Todavía no sé porqué no le dejamos algunas galletitas a los Reyes, quienes también deben estar hambrientos. Imagino que los Reyes tienen algún trueque con Santa en el cual ellos le comparten la yerba para los renos mientras Santa les comparte sus galletitas a los Reyes. En verdad que no sé… Lo que sí sé es que la mañana de enero 6, el Día de Epifanía, las niñas y los niños se levantan con la sorpresa de regalos debajo de sus camas.
            
     Este año decidí escribirles una cartita a los Tres Reyes Magos de nuevo. Siendo que hace mucho tiempo que vivo fuera de mi Isla, pensé que los Reyes les gustaría leer cuáles son mis deseas para este año. Y, siendo que hay tres, pues decidí pedirle un deseo a cada uno. Aquí está mi lista para los Tres Reyes Magos:
            - Primero, deseo que los reyes ayuden a todas las comunidades religiosas de cualquier fe a entender que debemos comenzar una conversación honesta acerca de la comunidad transgénero. Además, pienso que es tiempo que nuestras comunidades de fe ofrezcan hospitalidad a la comunidad transgénero. Es posible que uno de los reyes pueda ayudar a las comunidades de fe entender que Dios no tiene problemas con aquellas personas que trascienden géneros. Para quienes profesamos la fe cristiana, el hecho de creer en un Dios que trasciende su propia divinidad para venir a habitar carne y hueso humano debería ser razón suficiente para abrir nuestras puertas a la comunidad transgénero. Todas las comunidades de fe tienen mucho que ganar al incluir a las personas transgénero. Yo creo que el tiempo ha llegado para que nuestras iglesias, mezquitas, pagodas y templos de toda creencia religiosa nos solidaricemos con la comunidad transgénero.
            - Segundo, me gustaría que las comunidades latinas reconocieran que las personas gay, lesbianas, bisexuales y transgénero realmente existimos. De verdad: ¡existimos! Me gustaría que uno de los reyes les dejara saber a nuestras familias, nuestras amistades y aquellas organizaciones que sirven nuestras comunidades latinas que las personas LGBT hispanas también enfrentamos discriminación, racismo, pobreza, desempleo, falta de vivienda adecuada y muchas otras situaciones similares. Fuera de los centros urbanos de Nueva York, San Francisco y Los Ángeles es muy raro encontrar centros culturales o agencias de servicios al pueblo hispano que reconozca las necesidades especiales de la comunidad LGBT hispana. Además, cuando personas hispanas salimos del armario en nuestras familias la reacción más común es la de ignorar nuestra sexualidad.  Asimismo, estudios (http://www.lgbt.ucla.edu/documents/ImpactofHomophobiaandRacism_000.pdf) y reportajes recientes (http://news.feetintwoworlds.org/2011/02/23/gay-immigrant-youth-in-new-york-struggle-with-homelessness/) han demostrado que la juventud LGBT de color – de la que jóvenes hispanos son parte – tiene una tasa de personas sin hogar mucho más alta proporcionalmente que jóvenes LGBT blancos. Sin embargo, nuestra comunidad latina se enorgullece de nuestro sentido de familia. ¿Dónde están las familias que abrirán sus hogares a la comunidad LGBT hispana? Estoy seguro de que los reyes han encontrado en sus viajes a muchos jóvenes LGBT hispanos sin hogar. Quizás los reyes puedan compartir estas historias con el resto de nuestra comunidad.
            - Tercero, me gustaría pedirle a los Reyes que podamos mantener el verdadero significado de la Epifanía. Como ya mencioné, la Epifanía celebra la manifestación de Dios al mundo. En la tradición cristiana entendemos que esto ocurrió en la persona de Jesús. Pero hay muchas otras religiones que también ofrecen historias de fe similares en las que la Divinidad se manifiesta al mundo. Posiblemente podríamos reflexionar en esta verdad de fe; Dios – en cualquier forma que le experimentemos – siempre se manifiesta a la humanidad. No existe una persona que pierda la oportunidad de experimentar a Dios. Para la Divinidad no existe ninguna de las categorías que la humanidad haya creado, ya sea etnia, orientación, género, edad, religión, afiliación política, estatus económico o cualquier otra categoría. ¡La manifestación de Dios es para toda persona!
            
     Así que aquí está mi lista para los Reyes. Seguramente los Reyes traerán todas estas cosas y entonces, podremos unirnos a la procesión a hacia la plaza donde una gran familia nos espera para celebrar.  

* Este artículo fue publicado en inglés en The Huffington Post el 5 de enero de 2012. 

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