viernes, 1 de junio de 2012

Carta a la Apóstol Wanda Rolón

Muy estimada Apóstol Wanda Rolón:


Por este medio deseo agradecer el esfuerzo y dedicación  que ha puesto  para alertar a nuestro pueblo sobre los peligros de la homosexualidad y de los matrimonios del mismo sexo para nuestra Isla.

No hay amenaza mayor para nuestro modo de vida, valores, cultura y profundas convicciones cristianas, que la idea de dos hombres o dos mujeres casándose y profesándose amor uno al otro.

En una Isla donde mueren mas de 50 mujeres anualmente a manos de sus amantes esposos, donde la tasa de embarazos en adolescentes es la más alta en todos los Estados Unidos y sus territorios, donde 1 de cada 2 matrimonios termina en divorcio, donde  mujeres que sí tienen derecho a casarse prefieren no hacerlo, preñándose de 6 hombres diferentes para que el gobierno, y con eso me refiero a los contribuyentes, entre los que  hay miles de aberrados homosexuales que no tienen derecho a casarse, tengan que mantener a sus retoños, es indispensable y sumamente importante alertar sobre la amenaza que suponen los matrimonios gay a la sagrada institución de la familia.


Debe ser terrible para un matrimonio heterosexual explicarles a sus hijos porque hay dos hombres tomados de la mano caminando por El Viejo San Juan. Casi tan terrible como tener que explicarles los mas de 1000 asesinatos anuales, que en el 99% de los casos son perpetrados por gente que vive como la Biblia dice, o sea, gente heterosexual, no torcida.  Enfocarnos en prohibir los matrimonios entre homosexuales es definitivamente mucho más productivo para nuestra sociedad que predicar en contra del odio, la drogadicción,  los asesinatos y la corrupción.   


Siempre he admirado esa valentía que tanto usted como otros “apóstoles” exhiben a la hora de atacar a una minoría marginada y me pregunto si tendría la misma valentía para meterse en un punto de drogas a señalar a los tiradores. 


Entiendo que su mensaje esta basado en la santa Biblia y que a pesar de estar en contra de los derechos de los homosexuales usted nos ama, solo que odia como profesamos nuestro amor.  Yo no puedo estar mas agradecido por sus palabras de sabiduría, cuya única intención es librarnos del infierno y del fuego eterno por el gran pecado de amar, pero mas allá del agradecimiento, quisiera devolverle el favor.


Posiblemente usted no ha tenido la oportunidad de leer varios versos de la biblia donde queda estipulado claramente el rol de la mujer en la sociedad.  Entiendo que con tanto tiempo y esfuerzo dedicado a la cruzada contra el matrimonio gay, se le pueden haber pasado par de versos de la Biblia…bueno, mas bien capítulos completos, y no quisiera que por desconocimiento este usted violando las reglas de nuestro señor, y mucho menos que vaya a terminar ardiendo en el fuego eterno junto a los perversos  homosexuales.


En 1ra de Corintios 14, versículo 34 y 35 dice: “Vuestras mujeres callen en las congregaciones, porque no le es permitido hablar, sino que estén sujetas, como también la ley lo dice. Y si quieren aprender algo, pregunten en casa a sus maridos; porque es indecoroso que una mujer hable en la congregación”. Cuando leí este verso supe inmediatamente que debía alertarle.  Usted no solo habla en la congregación, sino que también la dirige, recibe sus diezmos y vive de ella…. Supongo que estos son agravantes que le garantizan una prolongada estadía en el fuego eterno, y eso es algo que jamás desearía para usted.  Aunque Dios no la odia y yo tampoco, odiamos su pecado y su transgresión, y por este medio, por su bien y  su salvación, le estoy suplicando que abandone su posición como apóstol y que se amolde a la palabra de nuestro señor, calladita, y si tiene preguntas, espere a llegar a su casa donde no dudo que con gusto su esposo se las contestará.


Sé que este mensaje debe ser algo chocante para usted, pero es la palabra de Dios, no mi palabra, y como tal, debe obedecer al pie de la letra.  Como también dice la Biblia en Timoteo 2 versículo 11 y 12: “La mujer aprenda en silencio, con toda sujeción, porque no permito a la mujer ensenar, ni ejercer dominio sobre el hombre, sino estar en silencio”.


Como homosexual, siempre he admirado su forma de vestir y su deseo de mantenerse al día con las tendencias de la moda, sus joyas de oro, sus perlas y diamantes y hasta su corta cabellera teñida de rubio. Claro está, todo esto se vino al suelo cuando leí el verdadero plan del señor contenido en la Biblia y una vez mas descubrí que esta usted en peligro de perdición.  He aquí lo que dice nuestro señor, no yo: I Timoteo 2:9-10 Asimismo que las mujeres se atavíen de ropa decorosa, con pudor y modestia; no con peinado ostentoso, ni oro, ni perlas, ni vestidos costosos, sino con buenas obras, como corresponde a mujeres que profesan piedad.


Y por si acaso queda alguna duda mi querida Apóstol, he aquí otro fragmento de un colega suyo, el Apóstol Pedro: Vuestro atavío no sea el externo de peinados ostentosos, de adornos de oro o de vestidos lujosos,  sino el interno, el del corazón, en el incorruptible ornato de un espíritu afable y apacible, que es de grande estima delante de Dios. Porque así se ataviaron en otro tiempo aquellas santas mujeres que esperaban en Dios, estando sujetas a sus maridos. I Pedro 3:3-5.


Podría seguir dando ejemplos de como la biblia señala su corrupción de espíritu, su vanidad y su imprudencia al tratar de ser igual al hombre, pero prefiero dar por terminada esta carta para hacérsela llegar lo antes posible.  Mientras mas rápido abandone su pecado y se arrepienta de el, mejor.


Supongo que luego de recibir esta carta, usted le pedirá a su esposo que informe a la congregación que ya no estará dirigiendo la misma. También imagino que donará sus prendas de oro, perlas y diamantes a alguna institución benéfica tales como un refugio de mujeres victimas de abuso por parte de sus amantes esposos, o a un hogar de niños maltratados por sus padres heterosexuales dentro del marco del matrimonio de la sagrada familia tradicional.  Lo que haga con sus prendas es decisión suya, pues no encontré ningún verso bíblico que me indicara que debe hacer con ellas.


Nosotros seguramente extrañaremos profundamente su discurso de odio y discriminación, pero sabemos que no le queda otra alternativa que seguir la palabra del señor al pie de la letra, como siempre ha sido su intención.


Reciba de mi parte un abrazo fraternal y que la misericordia del señor pueda perdonar todas sus transgresiones para que alcance así la vida eterna.


Su hermano en Cristo,


Josué De La Rosa